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Margen de Error

(Post original escrito en enero 2022)


Cuando tuve la idea de hacer este post, quise que sea una explicación detallada de la forma en que establecí mis objetivos y metas para este año, a manera de manual. Voy a incluir algo de esos detalles de todas formas, pero ahora lo que más quiero es dejar a quien me lea una dosis de calma y que este post no sea un factor de presión más para "todo lo que debemos lograr en el año". Solo Dios o el Universo saben lo plagadas que están las redes con contenido "motivador" sobre logros y ambiciones que tal vez a ustedes también, como a mí, les causa una ansiedad indescriptible. En diciembre del 2021, con prudente anticipación, empecé a dejar mis nuevas metas por escrito. Las había pensado y soñado todo el año, con ese "feeling" de borrón y cuenta nueva que tiene el mes de enero que nos hace tomarlo como un inequívoco punto de partida. Mi fórmula para establecer mis metas o resoluciones año a año se basa en lo siguiente: intento mirar hacia adentro y escribir sin filtros ni juicios qué es lo que más quiero. Generalmente, esto se ve como una lista de "to-do's" que puede ser muy larga o muy corta, con descripciones muy amplias o muy estrechas, y con deseos muy realistas o muy fantasiosos, dependiendo del año. Luego, de cada uno de los puntos (o deseos) de esta lista, desprendo las acciones que debo tomar para llegar a esa meta. A esas acciones les llamo "objetivos" e intento, en la medida de lo posible, que sean medibles; que de alguna manera me dejen saber cuando los he alcanzado. Luego, a cada uno de estos objetivos le asigno un "deadline", o un plazo de cumplimiento para poder organizar mi año en partes más digeribles, y de esa forma no ver mis metas como estos monstruos grandes e inalcanzables. Con eso elaboro un cronograma o calendario con mis objetivos de cada mes, y lo pego en mi agenda/planner para tenerlo presente en mi día a día. Como podrán ver, tengo un sistema bastante sólido y creo que me ha ayudado mucho a lo largo de mi carrera y desarrollo personal, ya que puedo hacer un seguimiento de mis logros y replantear mis fracasos para intentarlo de nuevo (por no decir que soy una planificadora compulsiva). Sin embargo, lo que este sistema no ha incluido hasta ahora es un muy necesario margen de error para cuando no estoy al 100% en mi salud mental y física. No porque no lo haya necesitado antes, sino porque tal vez no contaba con la conciencia o el amor propio para no torturarme si es que no lograba cumplir alguna de mis metas. No existía en mí la opción de no cumplir, así signifique sacrificar mi bienestar con tal de decir que pude ponerle un "check" a todo lo que me propuse. ¿Para impresionar a quién? Realmente no lo sé. Tenía muchas cosas pensadas para el comienzo del 2022, arrancando con fuertes ambiciones en el mes de enero para "ganar tiempo" y generar tracción en este primer cuarto del año. Lo que no calculé es empezar el año con Covid, y con él, un fuerte bajón anímico y físico que no me permitió empezar como hubiera querido. Mis "checklists" se quedaron en blanco, mis horarios de trabajo, de práctica, y lectura han sido irrespetados por completo, no he comido lo que he debido sino lo que he querido, y he tomado largas horas de descanso y "binge-watching" de series. Esto ha activado todas mis alarmas internas: "¿Por qué estás perdiendo tiempo?", "Ya no es momento de descansar, es momento de empezar", "Ya van 11 días y no has logrado nada", y otras aún menos amables. Luego de tres días en que no pude pararme de la cama o el sofá y no me podía interesar menos la torre de platos sucios en el lavadero (no solo por el cansancio físico sino por la CRISIS existencial en la que estaba), conversé un día con mis amigas y descubrí que todas se sentían igual. Lo posteé en mis redes y me encontré con decenas de personas que aseguraban sentir el mismo desgano que yo. Hablé con mi mamá y con santa paciencia y sabiduría me dijo que lo tome con calma. Me sentí menos sola. Aunque tengo una reluciente lista de metas por cumplir y un estricto calendario "color-coded" según cada categoría de objetivos, este comienzo de año me está enseñando a eligir el margen de error. Voy a darme el espacio físico y mental para cuestionar si cada cosa que estoy haciendo está beneficiando o afectando mi bienestar. Voy a escogerme a mí sobre todas las cosas porque si algo no quiero ser es una mujer exitosa con todas sus metas cumplidas pero con una profunda infelicidad e indiferencia por la vida o, aún peor, con problemas de salud debilitantes. Si bien quiero con todo mi corazón decir que logré cada una de las metas que establecí para este año, siempre intentaré que estas trabajen para mí y no al revés. Las listas quedarán como una guía y no como una lista de requerimientos, los horarios como una plantilla y no como un régimen militar. Trataré de que estos me produzcan alegría, gozo, y un sentimiento de realización sobre todas las cosas, porque al final del día, esa es la verdadera meta: sentir que vinimos al mundo para algo y que aquello que amamos hacer no nos causa angustia, sino plenitud. Este año abrazo mi margen de error y la imperfección que viene con él.

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